Port: Cindy Paola Mora Suárez, aprendiz del curso Tecnólogo en Contabilidad y finanzas
Desde la pubertad comienza en nosotros los jóvenes el deseo de explorar temas de interés entre ellos el sexo, un pensamiento, que desde esa etapa, nos acompañará toda la vida ¿será que lo estamos haciendo bien? ¿Será que tomamos todas las precauciones necesarias?
En esta sociedad no solo debemos aprender de matemáticas, español, física u otras áreas del saber si no también instruirnos acerca de la sexualidad. Hoy, un tercio de los jóvenes se inicia en la vida sexual sin prevención. Los hombres inician antes que las mujeres pero ambos en menor o mayor grado están expuestos a los riesgos que implica llevar una sexualidad sin cuidados, de la misma forma que los adultos.
Es más, hoy en día los jóvenes tienen su primera relación sexual a edades cada vez mas tempranas; si bien físicamente piensan estar absolutamente preparados, mental o psicológicamente no siempre están listos para lidiar con las consecuencias y las responsabilidades que esto genera.
Una sexualidad sana también requiere de un auto cuidado y de un cuidado del otro e incluye el uso de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual evadiendo presiones de tipo social en las que se envuelve la familia , los amigos , las instituciones educativas, las iglesias en un afán perpetuo por disminuir el sufrimiento, la desilusión la depresión el desespero y el sentimiento de culpa que invade a nuestros jóvenes después de haber iniciado en un camino lleno de muchas sorpresas.
Además esto se ha convertido en un debate de interés para todos los públicos pues el descuido cuando se mantienen relaciones sexuales activas trae consigo muchos riesgos entre los que se mencionan la drogadicción, la prostitución y el alcoholismo todo esto resulta una mala convivencia o comunicación entre padres e hijos en conjunto con la mala influencia que pueden ejercer algunas personas en nuestro carácter.
Aunque no se puede evitar la expectativa, y ansiedad que produce el no saber como es el otro y el temor que genera el tener sexo, gracias a la información y la educación se pueden disminuir e incrementar los conocimientos para alejar el nerviosismo, fomentar actitudes maduras y responsables, para eso existen las instituciones de orientación tales como pro familia indicadas para este tipo de casos que con el pasar del tiempo suelen convertirse en grandes problemas.
Para tener una sexualidad sana los jóvenes deben reflexionar sobre su autoestima y la aceptación que tienen de sí mismos, con respecto a los otros, deben pensar en las relaciones idénticas entre hombres y mujeres, los vínculos afectivos, la comunicación el diálogo y finalmente saber si están preparados para comenzar a llevar una vida sexual activa.
Desde la pubertad comienza en nosotros los jóvenes el deseo de explorar temas de interés entre ellos el sexo, un pensamiento, que desde esa etapa, nos acompañará toda la vida ¿será que lo estamos haciendo bien? ¿Será que tomamos todas las precauciones necesarias?
En esta sociedad no solo debemos aprender de matemáticas, español, física u otras áreas del saber si no también instruirnos acerca de la sexualidad. Hoy, un tercio de los jóvenes se inicia en la vida sexual sin prevención. Los hombres inician antes que las mujeres pero ambos en menor o mayor grado están expuestos a los riesgos que implica llevar una sexualidad sin cuidados, de la misma forma que los adultos.
Es más, hoy en día los jóvenes tienen su primera relación sexual a edades cada vez mas tempranas; si bien físicamente piensan estar absolutamente preparados, mental o psicológicamente no siempre están listos para lidiar con las consecuencias y las responsabilidades que esto genera.
Una sexualidad sana también requiere de un auto cuidado y de un cuidado del otro e incluye el uso de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual evadiendo presiones de tipo social en las que se envuelve la familia , los amigos , las instituciones educativas, las iglesias en un afán perpetuo por disminuir el sufrimiento, la desilusión la depresión el desespero y el sentimiento de culpa que invade a nuestros jóvenes después de haber iniciado en un camino lleno de muchas sorpresas.
Además esto se ha convertido en un debate de interés para todos los públicos pues el descuido cuando se mantienen relaciones sexuales activas trae consigo muchos riesgos entre los que se mencionan la drogadicción, la prostitución y el alcoholismo todo esto resulta una mala convivencia o comunicación entre padres e hijos en conjunto con la mala influencia que pueden ejercer algunas personas en nuestro carácter.
Aunque no se puede evitar la expectativa, y ansiedad que produce el no saber como es el otro y el temor que genera el tener sexo, gracias a la información y la educación se pueden disminuir e incrementar los conocimientos para alejar el nerviosismo, fomentar actitudes maduras y responsables, para eso existen las instituciones de orientación tales como pro familia indicadas para este tipo de casos que con el pasar del tiempo suelen convertirse en grandes problemas.
Para tener una sexualidad sana los jóvenes deben reflexionar sobre su autoestima y la aceptación que tienen de sí mismos, con respecto a los otros, deben pensar en las relaciones idénticas entre hombres y mujeres, los vínculos afectivos, la comunicación el diálogo y finalmente saber si están preparados para comenzar a llevar una vida sexual activa.
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